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La maldita brevedad de las cosas

metamorfoseando

metamorfoseando

Entramos en el pub y él estaba allí, nos sentamos a su lado en la barra. A medida que íbamos hablando, me daba cuenta de que aquél era un desconocido en lugar de aquella persona a la que tanto admiraba. No hablaba más que de horóscopos y de Lovecraft, de manera obsesiva. Antes lo hacía sobre Debussy, los cismas, las relaciones interpersonales, el amor, la muerte, la vida, la belleza, la poesía de Antonio Casares y Rafael Alberti, la pintura de Jorge y la de Julio y la suya propia. A mí no me gustan ni los horóscopos ni Lovecraft, pero le dejé hablar. Tú debes ser Piscis, me dijo. Me leyó un fragmento de un libro de Lovecraft en voz alta. Luego me di cuenta de que hacía gestos completamente afeminados,pero no exagerando, sino de manera natural. Me di cuenta de que mi amor platónico estaba saliendo no del armario, si no de lo que antaño era un "sí mismo". Me besaba, me abrazaba, me hablaba al oído y me tocaba. Tan frío siempre, y mira ahora, pensé. Yo le dejé que me hiciese todo esto en medio de mi estupefacción...Ahora es otro "sí mismo" al que tendré que esforzarme en conocer.
Ahora me pregunto:¿por qué me cuesta tanto aceptar los cambios?

2 comentarios

elMelómano -

¡Anda, pero si este mismo dibujo lo hice yo en clase de Diseño! Es un efecto óptico. Son peces que se convierten en patos voladores, ¿no? Yo conozco otras ilustraciones famosas: una chica joven casi de espaldas, cuyo cabello se convierte en las arrugas de la cara de una anciana. También dos rostros negros de perfil, que se miran mutuamente, y entre medio aparece una copa blanca de beber vino (vino blanco XD).

elMelómano -

Como decía Bioman: "¡A metamorfosearse!"