Blogia
La maldita brevedad de las cosas

extrañas transmisiones

ausencia

El subidón es total. Después de hora y media de pensar demasiado las cosas, ahí, en la calle, me siento libre y actúo sin pensar las cosas dos veces. El alcohol y demás corren como habitualmente lo hacen.
La gente baila,
juega,
ríe,
sueña,
se mete rayas
y hace el amor en los lavabos.
Y yo ahí, inundada por el alcohol, preguntándome si todo esto es real o sólo un sueño, si hay máscaras, cuándo nos las vamos a quitar, preguntándome si no las hay, asumiendo que la vida sin tí tiene que ser de esta manera. Una manera de vivir dulce y de ausencias.

leer blogs

Siempre que leo blogs me entra una insaciable curiosidad por hurgar en los archivos, queriendo saber más sobre la persona que lo escribe, imaginando cómo puede ser esa persona en algunos aspectos teniendo en cuenta la información que leo en cada post .Lo mismo me sucede cuando descargo música: miro lo que tiene en sus carpetas un usuario e intento forjarme una idea de cómo ve la vida, juzgando a la ligera por la música que escucha o en el caso del blogger, el post que escribe. Peligroso en cierto modo.
A veces encuentro información interesante, algo que me impacta, una canción, una fotografía, un post, etc. y que me dice un poquito sobre lo que piensa, o sobre lo que le gusta o disgusta.Creo que no soy la única que piensa así.

Pero últimamente tengo una gran duda

¿dónde acaba la información y comienza la imaginación?

Quiero decir, ¿cúanto sabemos de las personas leyendo blogs?

la voz a ti debida

Querido E: no me extraña que esto te deje sin palabras...

La voz a ti debida
Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.


Pedro Salinas

eso era amor

Le comenté:

—Me entusiasman tus ojos.

Y ella dijo:

—¿Te gustan solos o con rímel?

—Grandes,

respondí sin dudar.

Y también sin dudar

me los dejó en un plato y se fue a tientas.

Ángel González

te acompaño

La autora del blog no tiene escrúpulos a la hora de hablar de ciertos temas, como puede ser la muerte. Ahora bien, si es usted sensible al tópico de este post, o hipocondríaco, le recomiendo que no lea esto. La autora del blog comprende su sensibilidad y no soporta el sufrimiento ajeno ni propio.

Por fin has dejado de sufrir. Cuando llegué al hospital y te vi, también vi lo que los demás no veían, o no querían ver: aquella era tu última noche. No hacías más que pronunciar mi nombre y preguntarme la hora, yo acaricaba tu frente y te besaba.
-Estoy muy nerviosa, Mónica. No quiero cerrar los ojos, puede que no los abra nunca más.
-Necesitas descansar...Si no duermes te pondrás peor.Y mañana tienen que hacerte hemodiálisis.
-¿Qué hora es?
-Las once y media-te respondí.
-Ay, lo que me espera. Tengo mucho miedo. ¡Tengo mucho miedo!
-No lo tengas...estoy aquí contigo. Pídeme lo que quieras - te decía yo.
-Nada de lo que me digas puede servirme.
Aquella respuesta fue tan descorazonadora como cierta. Yo nunca había mentido tanto, ni tampoco me había dado cuenta de que fueras tan sabia. Sabías que ibas a morir, sabías que yo lo sabía y sabías que yo estaba mintiendo. ¿Sería mejor haberte dicho " sí, te estás muriendo" ? Para mí, no.
Cada quejido tuyo me desgarraba por dentro, y me costaba un trabajo inmenso ocultarlo. Yo te daba aire con unas hojas de periódico, tratando en vano de aliviar tu sufrimiento.
-Cierra los ojos, por favor, duérmete...estás muy fatigada.
Tenías mucho miedo a la muerte, porque tus ganas de vivir fueron siempre tan grandes. Recuerdo cuando te pusiste a reformar la cocina nada más terminar la quimioterapia. Parecía una locura, pero aquello no era más que una manifestación de tu negativa a dejar este mundo.
-Estoy muy nerviosa, no quiero cerrar los ojos.¡Ay, Mónica, ay, Virgen del Carmen!
¡Ay, Mónica!¡Mónica!
Cada vez que pronunciabas mi nombre, era como si mi carne se abriese, como si alguien estuviese desgarrándome a tiras por dentro y por fuera. Qué ganas tenía de que cesara tu dolor. Después de acariciar tu frente un rato, te quedaste dormida. Cabezota, deliciosamente cabezota y decidida, lo hiciste con los ojos abiertos mientras los míos se cerraban después de dos noches de no dormir.
Cuando empecé a quedarme fría en aquella horrible butaca, me desperté sobresaltada porque no oía tu respiración. Pero no cerraste los ojos, no.


Me alegro de haber sido yo quien te acompañase en el último tramo hasta el embarcadero para este viaje, después de trece años de duro camino. Te cerré los ojos, porque yo también soy muy cabezota.


Descansa en paz.

hoy

Dejo que la música me envuelva,
que las ondas sonoras penetren
mi carne y mi espíritu.
Soy presa voluntaria de las notas
que ascienden y descienden retorciéndose
en formas encadenadas;
del violoncello que vibra, que brama
como si estuviera en el corazón de la tierra,
y me entrego a mí misma.
Hoy es como si no fuese hoy.
Hoy soy un poco más libre.

tus ojos

Apago el teléfono móvil, no quiero que hoy me llame nadie. Necesito descansar, descansar mi pobre alma en la cima de alguna montaña. Pienso en el monte Sinaí.
Intento dormir la siesta, y como no puedo porque aquí todo el mundo grita, me meto en esta cosa que se llama blog y modifico su apariencia. Luego empiezo a darle vueltas al corazón.
Me acuerdo de tí, recuerdo cuando nos encontramos debajo de aquel árbol y me preguntaste:
-¿Por qué has venido?
-Estaba demasiado triste, necesitaba contemplar tus ojos otra vez.
Te diste la vuelta y te marchaste. Pero esta vez yo no te seguí.
Ya sólo eres una sombra, un fantasma, un recuerdo. Ya no recuerdo tus ojos, ya no quiero hacerlo, porque me dueles. Y esos ojos que tanto amé se pierden en la distancia,como si estuviesen en la tierra mientras yo vuelo por el universo, lejos, lejos...

dos

Dos son uno más uno o al menos eso es lo que me han enseñado. Yo sola sumo uno, y aún añadiendo otro uno, nada puede hacer que yo sea dos. Siempre seré una, y el otro uno también. Y eso me gusta.

monólogo del altruismo

La autora del blog advierte que el siguiente texto puede herir su sensibilidad.Cualquier parecido con la realidad es realidad.

Tengo cáncer. Ha invadido mi cuerpo, y a pesar de los tratamientos y las operaciones, sé que esta vez va a llevarme por delante. No me engaño:sé que moriré pronto. Intento que mi esposo lo acepte, pero él hace como que no pasa nada. Le comprendo. Hace bien ¡qué carajo! Que me trate como siempre lo hizo para vivir un poco de normalidad, un poco de la antigua rutina antes de que el bicho hiciese acto de presencia. Normalidad es lo que necesito cuando me veo en el espejo,cada mañana.Un rostro flaco y apagado. La piel mustia, pegada a las costillas y las caderas, el pecho muerto, el mismo pecho que alimentó a mis dos hijos (¡qué buenos son!). Normalidad, tirar para adelante sin tener en cuenta que ya casi no puedo caminar.
Nunca me he cuestionado el porqué de esto, el por qué a mí, como hacen otras personas. Nunca he fumado ni bebido. Siempre llevé una vida "de orden". He cuidado de mi esposo y mis hijos lo mejor que supe hacerlo, y nunca le he negado nada a nadie. Mi esposo también es muy bueno, como mis hijos. Un poco cabezota, pero ay, ¡yo también lo soy!Todas las mañanas viene una auxiliar a cuidar de mí. Estoy tan drogada por la morfina que no me entero de lo que sucede en el mundo, pero esta chiquilla llega con toda la fuerza de su juventud y me pone al día. Me cuenta, ha estado en el campo y ha cogido catarro, pero que le quiten lo bailao, dice ella.Y se pone en marcha. Va. Viene. Hace. No para. Me saca de la cama, suavemente. Mi marido me hace daño al cogerme, ella no. Nos damos la mano y ella mete su brazo libre debajo de mi brazo libre, de esa manera, si me caigo, no llegaría a caerme al suelo. Me conduce al baño despacito. Una duchay como nueva. Mientras me seca hablamos sobre cualquier cosa, la humedad del tejado o lo mal repartido que está el mundo. Esta chica me trata con cariño. Yo le digo:guarda algo para tí, que vas a quedarte sin energías. Pero ella me contesta que cuanto más hace, más crece la sensación de estar haciendo poco. Yo también me he sentido así muchas veces, nunca hacía lo suficiente por los demás y lo que más lamento es que no me toque la lotería para acabar con la miseria de unos cuantos, ya que ni los gobiernos ni el Vaticano lo hacen. No he ido a la escuela, pero sé perfectamente que Bush quiere el petróleo iraquí y de otros países, y veo que el mundo está muy, pero que muy mal repartido. No es mi caso:tengo un techo y una buena familia, comida en la mesa y algún que otro capricho extra de vez en cuando.Y esta niña que me seca con una toalla que no raspa, a la que hoy he pedido que no me abandone nunca. Me ha dado su palabra de no hacerlo jamás. No podría, me dice. Así nos queremos después de dos semanas de conocernos.

-Actualización sin fecha definida- 

Un día llegué a casa de Feli para ocuparme de ella, pero ya había muerto. Nunca la abandoné, ni ella a mí. Conservo los regalos que me hizo y la recuerdo con frecuencia, pues fue una de esas personas que dejan una huella imborrable.

la tormenta

Nubes hinchadas,como ayer.
Se prepara una tormenta.

Furia.

Parece que mi corazón la aguarda
para tronar al unísono.
A lo lejos brilla una luz.

más de Antonio Casares

...quisiera morir mirándote,
mientras escribes inefable
como una cifra indescifrable,
en la página negra de la noche
el poema de las estrellas.

Antonio Casares

Bárcena Mayor

Hoy estuve en Bárcena Mayor buscando monguis, pero alguno más rápido se los llevó. No había ni uno.
No es que me interesen; hasta la fecha no los he probadopero sí que me gusta salir a cogerlos porque eso implica todo lo que necesito:recuperar la conexión con la naturaleza.Creo que si no tuviese ese vínculo con ella, si no tuviese a dónde salir corriendo para calmar mi espíritu, estaría aún más perdida. Sería gris.
Quiero ir más veces a Bárcena Mayor, pasear por los prados, ver un potrillo corriendo y tomarme algo en el bar de Pin escuchando la canción de la fuente.

incapacidad intemporal




No me siento capaz de expresar las cosas que siento. Ni siquiera emocionándome al contemplar las estrellas (¿cómo es posible tanta belleza?) sobre campos de bruma.
Pero estoy viva,porque siento todas las cosas. Viva y atrapada.

el beso

Examino tu sonrisa.Va, viene, refulge.
¿No te das cuenta de que parecemos unos jipis? Estamos siempre sonriendo y tirados allá donde haya hierba o arena, fumando porros, hablando de cualquier cosa. Tu sonrisa está ahí, creo que la mía también.¿Que se acaba el verano?Shhhh...

Altamira

Altamira eriza la piel y humedece los ojos. No hay fotografía que pueda transmitir ese sentimiento. Tienes razón, Antonio, Altamira se vive y se sueña.



“Parecía que las rocas bramaban. Allí, en rojo y negro, amontonados, lustrosos por las filtraciones de agua, estaban los bisontes, enfurecidos o en reposo. Un temblor milenario estremecía la sala. Era como el primer chiquero español, abarrotado por las reses bravas pugnando por salir... Mugían solas, barbadas y terribles bajo aquella oscuridad de siglos. Abandoné la cueva cargado de ángeles, que solté ya en la luz, viéndolos remontarse entre la lluvia, rabiosas las pupilas”.

Rafael Alberti

ssshhh!

ssshhh!

Veo que suceden cosas a nuestro alrededor y nos callamos ante ellas.

metamorfoseando

metamorfoseando

Entramos en el pub y él estaba allí, nos sentamos a su lado en la barra. A medida que íbamos hablando, me daba cuenta de que aquél era un desconocido en lugar de aquella persona a la que tanto admiraba. No hablaba más que de horóscopos y de Lovecraft, de manera obsesiva. Antes lo hacía sobre Debussy, los cismas, las relaciones interpersonales, el amor, la muerte, la vida, la belleza, la poesía de Antonio Casares y Rafael Alberti, la pintura de Jorge y la de Julio y la suya propia. A mí no me gustan ni los horóscopos ni Lovecraft, pero le dejé hablar. Tú debes ser Piscis, me dijo. Me leyó un fragmento de un libro de Lovecraft en voz alta. Luego me di cuenta de que hacía gestos completamente afeminados,pero no exagerando, sino de manera natural. Me di cuenta de que mi amor platónico estaba saliendo no del armario, si no de lo que antaño era un "sí mismo". Me besaba, me abrazaba, me hablaba al oído y me tocaba. Tan frío siempre, y mira ahora, pensé. Yo le dejé que me hiciese todo esto en medio de mi estupefacción...Ahora es otro "sí mismo" al que tendré que esforzarme en conocer.
Ahora me pregunto:¿por qué me cuesta tanto aceptar los cambios?

emigro

emigro

Querido J:
Qué extraño es el amor, hace unos días me moría por tus huesos y ahora me da lo mismo decirte adiós. Me voy, con mi maleta y mi sonrisa. Tú te quedarás,y cuando yo vuelva seguiré siendo la misma, pero desvinculada de toda esa gente que dice que me llamará y no llama nunca, de aquellos que no me cuentan nada de sí mismos, y se me borrará de la cara la tristeza. Tú te quedas.

Yo,
yo emigro.