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La maldita brevedad de las cosas

hoy

Dejo que la música me envuelva,
que las ondas sonoras penetren
mi carne y mi espíritu.
Soy presa voluntaria de las notas
que ascienden y descienden retorciéndose
en formas encadenadas;
del violoncello que vibra, que brama
como si estuviera en el corazón de la tierra,
y me entrego a mí misma.
Hoy es como si no fuese hoy.
Hoy soy un poco más libre.

2 comentarios

Lluís -

hay músicas que me sacuden de tal forma que me asusta. Como puede un sonido darme una paliza emocional?
...
veo que no somos pocos

Ess -

a mi el sonido del violoncelo me desarma, me seduce y finalmente me vence, en todos los estados